sábado, 30 de enero de 2010

viernes, 29 de enero de 2010

Una tarta de las de siempre



Cuando era pequeño a veces tenía que quedarme en casa de mis abuelos maternos, donde aún vivía la hermana pequeña de mi madre, que estaba siempre pendiente de mí para jugar, y con ellos aprendí colores, olores y también sabores. Imaginad un patio con suelo de cantos rodados hincados en la tierra de la que brotaban en primavera las flores de la manzanilla y las del almendro y el rosal majestuoso que aún reina en el centro, con las parras enroscándose sobre una estructura de listones metálicos horizontales, que trepaban y recorrían de cabo a rabo creando el techo más exuberante que aquel niño había tenido cerca de su cabeza de pelos despeinados.



Visualizad con ojos de niño que los abre para preguntarlo todo, para aprenderlo todo, el verde de los tallos y el otro verde de las hojas, y el marrón de la tierra roja, el blanco de los pétalos de manzanilla, el amarillo de su polen, el rojo rosáceo, casi fucsia, de los pétalos de rosa, el encalado níveo de las paredes que la abuela repintaba cada año, la puerta gris de la cuadra con su ventanuco cuadrado dividido en cuatro cuadraditos por una cruz de varitas de hierro. Cerrad los ojos y sentid el aire lleno de matices, que yo buscaba con mi nariz, para investigarlos aquí y allá: rosas, manzanilla, el olor a patio de pueblo... Pensad los amarillos que el verano fabricaba de todo este patio, y la desnudez con la que lo vestía el otoño.


Y sin embargo entonces llegaba mi cumpleaños, ya sin flores, pero año tras año aprendiendo y corroborando el sabor de las tartas que mi tía me hacía, caseras. Tartas de galleta y crema como de natillas, avainillada. Chocolate de cazo, hecho al fuego, por todos lados. Letras en merengue fino o crema. Trazadas así las flores que ya no estaban en el patio, como adorno. "Felicidades" con sabor a silleta desplegable, a triciclo sencillo. Tartas con sabor a toda la vida. Una de esas quiero.

Coplilla antigua

Micaela fue a los toros,
y la pilló en la barrera,
y su abuela le decía:
¡Toma toros, Micaela!

jueves, 28 de enero de 2010

Pudor

No sé si te llegaré a decir
que tienes los abrazos que perdí.

Fueron

Se miraron dos veces.

Fueron conocidos

y entre risas

se hicieron amigos,

y entre palabras

y oídos

fueron confidentes,

y entre susurros,

miradas

y complicidad

se convirtieron en enamorados,

y entre besos,

abrazos,

intimidad

y caricias

fueron amantes,

y entre pensamientos,

ilusiones

y deseos futuros

se olvidaron de una cosa,

del respeto,

y fueron flor marchita,

se les secó el amor,

se convirtieron en pétalos descoloridos

que el viento separó.

Se despidieron con el rocío.

Se miraron dos veces.

Magnetismo

Me doma tu magnetismo
a kilómetros de ti.

Esto es la guerra

Me gusta el fuego cruzado
sólo cuando tú me alcanzas.

miércoles, 27 de enero de 2010

Una adicción

-Mamá, ¿qué es una adicción?

-Una adicción es algo que no puedes dejar de hacer.

-Entonces tengo una adicción, mamá: no puedo acostarme sin hacer pipi todas las noches.





(En esta sección aparecerán genialidades que gente de mi alrededor o yo mismo hemos escuchado directamente de la boca de los niños, con toda su lógica aplastante)

Si yo pudiera




Si yo pudiera enamorarte
de nuevo,
como entonces,
si yo pudiera estar en tu mente
un segundo,
como anhelo,
si yo pudiera dormir en tu almohada
una noche,
como sueño,
si yo pudiera despertar contigo
una mañana,
como sol,
si yo pudiera abrazarte
una tarde,
como calma,
si yo pudiera darte el aire
siempre,
como beso,
si yo pudiera,
si yo supiera,
si tú quisieras...
lo haría.

martes, 26 de enero de 2010

Su propio sentido común

Dicen que uno ha dado millones por ir a la luna.

Yo digo que los doy por no subir.




(En esta etiqueta encontrarás perlas que salen de mi abuelo pero que, quizá, podrían salir también del tuyo)

Mi abrazo

Mi abrazo requiere verdad
y de eso sabe poca gente.

Verano en estampida

Se fue el verano en estampida ayer,
antes incluso de haber llegado.
Se llevó la casa
y las estrellas tal como las conocemos.
No dejó ni una tarde en la playa
ni sobras de algunos aniversarios.
Se fueron con él tu cuerpo y el mío
y sombras de besos.
Se marchó la despedida
antes de su último tacto.
Se apagaron las velas
sin estar encendidas.
No quedó ni el milagro
de tus cariños en mí ni el prodigio
de abrir tus ojos a la par que los míos.
Quedó sólo el boceto de tu olivo
y la rabia del alma
ilusa porque yo sé que tú deseaste el verano
justo cuando ya no había venido.

lunes, 25 de enero de 2010

Reiniciando

Toca moldear este rincón tan pequeñito como desconocido. Volvemos a empezar.

Reiniciando...

En el principio todo es caos. Un folio en blanco se vuelve una losa marmórea de peso incalculable que amenaza con desprenderse de su verticalidad y empezar a caer hacia ti si escribes en varias ocasiones algo que al momento borras entre el disgusto de lo que no te convence y la impaciencia de las palabras justas que no llegan. Pero cuando no te rindes pronto, al final la losa se mantiene firme. Hay premio para los que no desesperan, para los que siguen a la espera de un momento mejor. Y entonces el caos empieza a ordenarse. De un puñado de notas musicales desordenadas que hacen ruido se comienza a desgajar una melodía, de la que al principio sólo llegas a tararear una pequeña parte, pero que te apunta ya una pieza propia, una historia inaudita, un camino que conduce al final del pentagrama. En un folio, como en la vida, la partitura la escribes tú.

Voy a tocar para ti.

Los orígenes

Cuatro y cuarto de la tarde. Enero. Domingo lento pero dulce. Patri está conectada. Hablamos algo así:
-Cucu.
-¡Hola!
-¿Tienes tiempo para leer un poema que me ha gustado?
-Sí, claro. ¿De quién es?
-Te lo voy copiando a trocitos, ¿quieres? (Ignoro su pregunta).
-Vale.

Su pantalla se va llenando de trocitos de un poema y puede leer "FIN" bajo el último verso.

-¡Me encanta! ¡Me gusta muchísimo! ¿De quién es?
-Mío. De ayer mismo.
-¿Estás inspirado últimamente?
-Sí, bueno, un poco sí.
-Jo, pues está genial. Tienes que hacerte un blog, que es mejor que un espacio msn.

No es la primera vez que Patri me lo sugiere. Pero esta vez yo tengo el momento perfecto, una tarde de domingo lento, y ella, a tres minutos de su casa, palabras precisas:

-Vente a casa de mis padres, que estoy aquí. Tráete poemas y textos tuyos y yo te ayudo a hacértelo y te enseño cómo se maneja. ¡Verás que es fácil y te va a encantar!

No tengo a mano ningún NO. Me arreglo. Meto mi portátil en el bolso y las agendas viejas donde he ido derramando lo que la inspiración me ha ido trayendo para beber en el tiempo. Voy al encuentro de un abrazo sorpresa que necesitaba y aparezco en casa de Patri con mis trastos y la ilusión de lo nuevo. Ella me abre la puerta y yo entro al mundo de los blogs, donde alguna vez pensé que quizá merecería la pena estar.

Y aquí ando ahora, presentándome, contándote esta fase de la historia de mis palabras en la red, en la que quedará siempre -o eso espero- el aire de mi primer espacio accesible solo a mis amigos y personas queridas que me leyeron callados, en voz baja y en voz alta -¡Angelicos míos!- Pero será un aire nuevo, la corriente fresca que entra cuando abres las ventanas de la casa, renovando todo sin cambiar en esencia lo que cada cosa es.

Olvidaba decirte algo importante: No olvides que no concibo este espacio sin ti, incluso si aún no te conozco.
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