domingo, 28 de febrero de 2010

sábado, 27 de febrero de 2010

Bella durmiente

La Bella durmiente ya despertó
y no sabe dónde está;
tanto tiempo atada a un sueño
que ni se logra levantar,
tanto tiempo con Morfeo
que olvidó su identidad,
tantas vidas vividas en su letargo
que no entiende si el mar
es de mentirijilla
o moja en realidad...

-¡Abre tus ojos,
Bella durmiente!-
te grita tu poeta.
-Abre los ojos,
que sólo este beso
es de verdad.

Su macetero

El macetero de su balcón
está vacío.
Es solo alambre.

Cuando ella se marchó,
la flor rara se hizo
en casa de su madre.

viernes, 26 de febrero de 2010

Entiéndelo

Un día te agradeceré todo,
y te pediré que comprendas
que, a veces, hay caminos
que uno debe transitar solo.

Viernes solo

Hoy me suenas a habitación vacía,
a lluvia de atardecer en la ventana,
a mañana de niebla,
a silencio,
a brisa,
a sol arrebatado por las montañas.

Hoy no me suenas a avión que aterriza,
ni a cielo abierto desde el alba,
ni a tarde hermosa,
ni a charla,
ni a rima,
ni a sol compañero sobre mi cara.

Hoy, querido viernes, me haces ceniza:
te enseño mi herida y tú la arañas.

jueves, 25 de febrero de 2010

Ecos en el Moldava

Como al piano Smetana,
hondo te cantará el río
al cruzar una mañana
sus puentes en tu camino:
llevará ecos el Moldava,
saldrán desde el Betis mío.

Hilo directo

De mi sueño a tu boca
sólo nos separa una almohada.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Ella simplemente aparece

Ella simplemente aparece,
viene de golpe,
no avisa,
se presenta
de improviso,
te toca,
te elige,
escoge un momento,
fugaz,
y cruzas los dedos
por tener cerca un lápiz
o un teclado,
y como llega se va,
desaparece,
se esfuma,
la inspiración,
y entonces eres cansancio y dulzor
y te deja una tarde preciosa,
como las tormentas.

Enlazarte

Y que mis piedrecitas lleguen
de mi balcón a tu ventana
como pájaros eternos
que buscan tus ramas.

martes, 23 de febrero de 2010

Eso jamás

No me caso de segundas por si ella me dice que sus nietos son más guapos que los míos. ¡Eso sí que no!

lunes, 22 de febrero de 2010

Triste pero cierto

Te medirán por tus lágrimas,
como si en un mundo más seco
todo fuera mentira.

Menú B

Tan segundo plato
que llegó para el postre.

Hay motivos

-Últimamente no hemos hablado de ti...
-El paciente se encuentra muy estable, dentro de la gravedad.
-Está recibiendo buenos cuidados, ¿no? Poco a poco se recuperará.
-Bueno, sabe que siempre hay motivos para la vida.

Extrañar

La sábana olía
a cama vacía.

Madre y mujer

Le preguntó una niña a su maestra:
"Si una madre no tiene hija, ¿cómo se llama?"

Tragos amargos

Porque no llegó a pronunciarlas
-no quiso hacer el intento-
sus palabras amanecieron
muertas:
de su boca le olía el aliento.

sábado, 20 de febrero de 2010

Ea

-Yo puedo decidir no decirlo.
-Yo no puedo decidir no escucharlo.

Ya

Dejé mi espada
en tu desván.

En las vías

Se encontraron en las vías
y bastó un momento:
quería recorrer su piel con alegría,
pero con paso lento,
como queriendo descubrirle secretos
que sólo él sabía.

Maravilla

Maravilla:
haces bellas
las palabras
sencillas.

¿Playa o acantilado?



Camino sinuosamente por el borde,
a un lado el mar, al otro tierra firme.
¿Orilla o precipicio?
¿Playa o acantilado?
Y se marcan mis huellas en el suelo,
y aparece el agua a lamerme los talones,
y cada paso anterior desaparece,
el agua lo purifica todo,
las olas eliminan mi rastro:
por aquí pasaron otros,
por aquí no pasó nadie.

Al menos

Al fin asumió la palabra futuro,
a dos días de su muerte.

viernes, 19 de febrero de 2010

Sorprender

Y podértelo expresar
con pintalabios sobre el cristal,
y luego tú entenderlo
cuando te encuentres en el espejo.

Volvió Italia

El reloj corre para los cuerpos, no para las almas.
Por eso prometimos volver a vernos antes.
Por eso Marco guardaba como una reliquia el mensaje en que le dije lo que lo iba a echar de menos.
Por eso nos juramos en la barra que mañana, como ayer y hoy, nos querremos.
Por eso sé que pronto todos nos reuniremos, y será en mil sitios, en la Toscana o Andalucía; eso será lo de menos.

Sabiduría de años

Como no soy río, me puedo volver.

Metafísica

El niño tenía 3 años y le preguntó a la maestra:
"Seño, ¿por qué a Dios no lo vemos?"

jueves, 18 de febrero de 2010

miércoles, 17 de febrero de 2010

Deséalo


Por más que giras la rueda

las manecillas no aceleran el tiempo.

Por más que sacudes la arena

el reloj no trae la noche.

Pero mientras lo deseas,

poquito a poco, llego.

Mezclas

No te vas a creer
que cabían en mi paladar
el azúcar y la sal
todo a la vez.

martes, 16 de febrero de 2010

lunes, 15 de febrero de 2010

Haiku del eco

Puente elevado
saltar desde arriba
eco eco eco eco.

Sueño

El viento barría las cubiertas de los edificios, colándose por los entresijos de las tejas, buscando con fuerza alterar el mundo, cambiarlo todo. Yo acababa de cenar y no tenía calor; un jersey gigante me abrazaba el cuello con todo el cariño que me falta. A la puerta del restaurante me reencontraba con sus ojos, luciérnagas en la noche. Se enganchaban a mi brazo, como hilos plateados que unen universos invisibles, y caminaba junto a un parque lleno de pequeñas luces, las justas para darle forma a las plantas, a los árboles y al agua. Saltábamos la valla y nadábamos en el lago desnudos y al salir hacía frío. Mucho frío. Pero mi jersey de cuello smoking me abrazaba con todo el cariño que me falta. Y el frío cesaba.
En la calle ahora no había nadie, sólo unos coches aparcados recibiendo la helada. Entonces cogíamos carrerilla, cerrábamos fuerte los ojos y, en un instante como de suspiro, nuestros pies se despegaban del asfalto y viajábamos en el aire, planeando sobre las azoteas, viendo el teatro nuevo desde arriba, mirando la plaza de Santa María desde lo alto, como gárgolas de la catedral. Al punto estábamos en el castillo aterrizando. Dentro había almas vagando, armaduras abandonadas, escudos colgados de las paredes, banderines de victorias pasadas. Fuera había un coro de enamorados vestidos de San Valentín. No podía entender lo que cantaban. Clavábamos nuestros pasos en el empedrado que rodea a la fortaleza, y los cantos nos atravesaban las plantas de los pies cuando el viento comenzaba a soplar no como caricia, sino como daga. Fijábamos la mirada en la cruz iluminada al fondo y la lluvia de viento frío nos empujaba hacia ella. No podíamos negarnos y golpe a golpe llegamos. En la cruz del castillo todo el mundo se paraba. Confluían las energías de la Madre Tierra. Allí estábamos nosotros y las fuerzas desatándose, en una fusión espiritual y material, en un beso puntual del infinito. Mi bufanda se elevaba y sus flecos apuntaban a la cruz. Sus cabellos se alzaban como serpiente encantada, ondulándose, y las puntas se alargaban kilómetros hasta alcanzar cada una una estrella, a la que se unían para seguir luego agitándose violentamente, como las llamas de una hoguera cerniéndose sobre las luces de la ciudad. Los ojos me apuntaban como a quien no tiene opción, a quien no puede elegir ser herido, como quien va a ser magnetizado.
La montaña de enfrente, dorada en su manto blanco, abría los brazos desperezándose, como molesta de ser despertada de su cabezada de reina, y en su estirarse teñía de nieve la ventisca, lo congelaba todo, dejaba inmóvil aquel punto de energía. Se paraba el tiempo. Y dejábamos de existir por separado. Ojos cerrados. El viento, la nieve, las rocas y las murallas eran uno con nosotros. Y la noche se convertía en un fogonazo de luz, una luz sublime, inmensa, en cuyo corazón estaba yo, palpitante, vibrante, dudando si estaba yo en esos ojos, o esos ojos en mí, o si eran los míos o era yo ellos o ellos yo, fundido, desprovisto por entero de mí. En ese momento se me abrían los brazos, las palmas de las manos se extendían y mis dedos se enderezaban para abrazarlo todo, para arder por dentro sin quemarme. Y así, incendiados de vida, abríamos los ojos lentamente. Entonces un rayo me partía, me devolvía a mi consciencia. Todo era ruido de timbres, una melodía repentina a golpe de piedras. Y desperté de madrugada, con latidos acelerados, con los brazos cerrados y dulzura en los labios, rendido, ciego a rabiar, pero con semillas de luz. Un edredón gigante y verde me abrazaba con todo el cariño que me falta.

Carnaval de amor

Ni las pinturas,
ni los antifaces,
ni las plumas,
ni los disfraces,
sólo tus ojos.

domingo, 14 de febrero de 2010

El tren hacia el día

La noche vuelve. El tren pasa. Subo. La puerta se cierra como al vacío, y me deja a mí dentro. La atmósfera me pesa más. El cuello no me permite resistirla. Lloro. Lloro mucho. Mucho mucho. El vacío. Será el vacío. Me dispararon a las alas. Me desespero. Se agita mi aliento y me falta el aire y me caen las lágrimas y los latidos me oprimen el pecho y no sé qué hacer y la gente duerme y debo estar callado y no puedo despertarles de sus sueños y me tengo que controlar el ruido al respirar y me cuesta y no puedo y luego lo voy consiguiendo y me voy relajando, mi cuerpo se serena, mi espíritu queda vencido, mis ruidos paran.



Fabrico silencio en el vacío. Sólo queda el estruendo metálico del tren pasando. Cesará más lejos. Bajaré. Volverá el día.

jueves, 11 de febrero de 2010

Escorpión de la noche



Escorpión de la noche,
muerde en mí,
mátame,
mátame,
mátame,
má...

Febril

Algo me dice
que de esta noche no despierto,
que las fiebres y sudores
preparan un banquete
con mi alma
en la barca de Caronte,
al amanecer,
no lejos de mi óbito
repentino y no buscado,
donde pelean o gozan
las ánimas adormecidas.
Buenas noches, mis amados.
Buenos días, Dios mío.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Agua a chaparrones

Todos los días de tu vida que traen una mala noticia ves caer el agua a chaparrones, aunque por suerte todos los días de chaparrones no toca a tu puerta una mala noticia. ¡Qué alivio! Uno no sabe si el agua viene a mitigar el dolor o si sencillamente es una metáfora bastante específica de lo que te está cayendo, como se suele decir. Ignoras si alguien elige el agua para que te des cuenta, para que espabiles o si es para significar que te va a calar, que te van a enfermar también los huesos. El caso es que esos días de malditas sorpresas no te dejan otra opción que quedarte en casa encerrado sin salir, viendo desde la ventana cómo se estrechan las paredes a tu alrededor, como si del hechizo de una tumba faraónica se tratara, o bien bajar a la calle a empaparte, dejar que los mechones de tu pelo se peguen mojados a tus ojos y coger la pulmonía del siglo, o dejar que ella te coja a ti, que para el caso es lo mismo, porque hasta los paraguas que te prestan los benditos de al lado tienen agujeritos que las gotas fuertes rompen como si fueran balazos. Es lo que tienen los chaparrones, que cuando dicen de caer azotan y arrasan con lo que encuentran a su paso, inundan, fabrican estropicios y da igual si te encontrabas arando tu campo y esperando la primavera, que tus surcos se allanan y tus flores no acaban de despuntar. Hay bodas en días de chaparrones, y bautizos, y cumpleaños que la lluvia empaña a los que se empeñan en desear la calma de las tormentas, y hasta desaparecen los que más querías. Un día de esos, por ejemplo, yo dejé de ver a mi abuela, que se había ido de viaje, sí... ¡JA! Pero no le temo a las tormentas como mi madre, que oye el trueno antes de que exista el relámpago en el cielo -y no falla-. Sin embargo no me hacen ninguna gracia los chaparrones, y en estos días de tu vida que vienen con sorpresa amarga me da por pensar que igual Isabel me salvaría del diluvio un poquito y yo sabría explicarme con ella mientras se va la nube, callado, a los ojos, junto a la lumbre.

martes, 9 de febrero de 2010

Coplilla añeja

Sal sol y caliéntame,
que me estoy muriendo de frío,
que el sol que me calentaba
tras un nublo se ha escondido.

lunes, 8 de febrero de 2010

Cuando tus pasos se confunden con los míos

Cuando tus pasos se confunden con los míos,
me fundo yo con el tiempo,
con la música y contigo,
vuelo,
y nuestro baile se hace magia
en cada respiración, en cada latido.
 
Cuando tus pasos se confunden con los míos,
se prolonga la danza en mis sueños
mientras tú ya te has dormido,
viento,
e ignoras al revolverte en tu cama
que bailas de mi mano al infinito...
. . . . . . . . . . . . . . . . . .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .   .    .    .    .     .     .     .     .     .     .      .      .      .   

sábado, 6 de febrero de 2010

A quemarropa

Si alguna vez la noche te deja sola,
piensa en mí,
que yo desde mi noche te acompaño
por solo un suspiro tuyo a quemarropa.

viernes, 5 de febrero de 2010

La energía de los deseos



Él se asomó a la ventana diciéndose a sí mismo que tenía que estar el sol, que necesitaba su energía, su fuerza, y sintió que, como un niño el día de Reyes, estaba abriendo aceleradamente un regalo del cielo en el momento justo en que vio que en la calle se marcaban las sombras de los edificios y que el aire lo cubría todo de la soleada luz. Recuperó la sonrisa que tenía planchada y guardada en el fondo del armario desde aquella lejana última vez en que la sacó, antes de que la vida le golpeara y le descolocara. Y se vistió de sonrisas con olor a bolitas de alcanfor y perfume de lavanda. Comprobó que no habían encogido y le sentaban bien, incluso se veía mejor. Y respiró hondo, mezcla de alivio y esperanza. Así supo que si lo deseas con fuerza y alegría, lo malo te acaba dejando el camino libre para alcanzar los sueños.

Como pluma

Una vez que ella voló,
él volvió a sentirse pluma
que el viento zarandeaba.

Haiku en las ramas



Cruje la rama
aves gritan el susto
aletear.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Un fugaz ocaso

Tenía el día cubierta
de grisáceos y blancos,
y en el parque de la cuesta
gritaban libres los bancos
junto a las frutas maduras.

Cruzó las baldosas ella,
sencillez a cada paso,
y un rayo de nuestra estrella
tocó violento su párpado
llenándolo de negrura.

Parpadeó ultravioletas,
merendó un fugaz ocaso,
vio sus gafas de sol viejas
y cuando extendió la mano
creyó agarrar su cura.

Pero una voz por sorpresa
le habló en susurros, mas claro,
ingrávida pero tierna:
"Deja esas gafas a un lado,
no dejes el mundo a oscuras".

martes, 2 de febrero de 2010

Sacapuntas

Una niña se disponía a pintar sus garabatos en un papel. El lápiz estaba sin punta y dice la niña: "Tata, pélamelo"

Sincronía

Cuando paró de llover,
él aún seguía llorando.

Perfumada

Te vi de pasada,

te vi sin esperarlo

ahora

como siempre

perfumada de magnolias

y no interrumpo tu charla

pero te dejo las palabras

para que te perfumes tú

cuando no estés perfumada.

lunes, 1 de febrero de 2010

Alegría infantil

Disfrutaba y se sonreía
cuando pensaba que los niños
nunca perderán la alegría.

Un cualquiera

A veces dudo que sea posible
y respiro tu alegría
pero no me da aire
y entonces recuerdo
que olvidé montar en bici
para ir adelante sobre ruedas,
que olvidé tirarme de cabeza
de un verano para otro,
mediando un invierno,
olvidé recibir, dejarme querer
y a veces me siento un cualquiera.

Arde la mecha

Permanece en la tarde
tu tiempo y tu cariño.
Por eso y el magnetismo,
aunque nos alejamos,
mientras tú inspiras un concierto,
yo te voy descubriendo
en canciones que llevan a ti,
como la mecha que arde.

Cuesta de enero

Subió la cuesta de enero
y arriba esperaba un beso.
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