martes, 29 de junio de 2010

De lo que devuelven las mareas


Así quisiera el marinero marchar,

pensando que hay un día escrito

para volverla a besar,

un día no lejano, prontito,

para escuchar la risa de un hijo

entre el rumor del mar,

y no tener que soportar

que el calendario no trae días fijos,

que el océano muerde hasta matar,

saber que guarda bien el fondo marino

regresos esperados que no tendrán lugar,

promesas rotas tras miradas atrás,

semanas y meses de soledad y vino

sin tener otro destino

que el horizonte y esperar

que las aguas no trunquen el camino

ni conviertan la certeza en quizás


Así quisiera el marinero navegar,

con un inscrito en su proa

una fecha grabada en popa

y delfines que no dejen de saltar

celebrando con sus silbidos

que seguro y pronto atracará,

pues la marea le trajo vivo,

que echó de menos pero fue poca

la ausencia de besos en su boca,

que le aguarda Amor en su hogar.

lunes, 28 de junio de 2010

If walls could talk

Si las paredes hablaran
aún escucharías
durante un par de días
sollozos de cuando las lágrimas,
ecos de nuestras palabras,
silencios de cuando dolía,
historias que pasan,
risas y una inmensa algarabía
de miradas que no se hablan,
de besos que aún suspiran,
de abrazos que todavía callan,
de gemidos que aún perduran...
Y el llanto lejano de una cuna
proyectando alegría a otra estancia.

Cuando la tarde se disuelve en el calor

Cuando la tarde se disuelve en el calor, no hay quien se la trague, ni vertiéndola en un vaso de dibujitos de colores, como hacían las madres con las medicinas cuando éramos pequeños; era uno de sus innumerables trucos. Pero mamá y papá no están aquí, no están siempre, y hoy le vengo haciendo ascos a las campanadas del reloj de la iglesia, que suenan y suenan de tanto en tanto, a su tiempo, y parecen el ruido del tren que se acerca rápido y te atropella. Pues me atropelló, sí, del todo, y aquí me quedo parado y tirado, buscando un trago de agua fresca para las heridas, con los adoquines ardiendo bajo mi piel y el aire viciándose en cada respiración. La calle atonta. Voy a casa. Hace el calor de la desgana, y yo estoy haciendo las maletas para huir de nuevo hacia adelante. Sé que este aire de hoy no es el mío, que el mío ya llega pronto, en apenas una semana, y ese sí que lo respiro yo y me respira él a mí. Me vino una brisa fresca hace un segundo para anunciarme que me esperaba. Despertó mi sensibilidad, la que huele a mí. Cogí la jarra del frigorífico y le puse hielo. Nada como un trago de agua fría cuando la tarde se disuelve en el calor.

viernes, 25 de junio de 2010

Atrápalo ahora

Cuando vengan las aves
habrá partido ya
el barco que vino cargado
de las cosas que tú sabes,
de las cosas que no vuelven más,
de las cosas que has soñado,
y quedarán en tus manos:
los patrones que dibujaste
del abrigo que imaginaste
para ir a volar,
hermosos pero gastados,
dos cuentos y una pluma,
el tiempo de un reloj de luna,
una aguja y un dedal.

jueves, 24 de junio de 2010

Solsticio

Papeles quemados
deseos al cielo
la luna sin velo
hogueras y baño
en el mar del Puerto.

miércoles, 23 de junio de 2010

Viento de la vida que siempre vuelve

Donde tú plantaste tus huellas
están brotando los jazmines.

Caracola

P1010303 Tú llevabas un vestido blanco. El viento pegaba la falda a tus piernas y marcaba tu silueta como si nada impidiera apreciar que tienes el cuerpo que cualquiera desearía. Yo caminaba con un pantalón corto, por debajo de las rodillas. Mi camisa blanca se movía con el aire y los cuellos parecían dos banderas de paz, quizá una tuya y una mía de habernos rendido ambos en la misma guerra. Estábamos descalzos y la arena de la playa era la mejor alfombra que había encontrado para tus pasos del atardecer. Luego nos sentábamos y yo cogía una caracola, te la acercaba al oído y te explicaba que las caracolas devuelven los sonidos como ecos. Tú me decías que no, que ellas llevan dentro el sonido del mar. Como si fuéramos actores de una comedia, nos peleábamos por llevar la razón, y nos hacíamos cosquillas, hasta que yo te proponía averiguarlo. Entonces yo cogía la caracola, acercaba mis labios a su hueco y pronunciaba mi nombre. Ninguno acertó. Cerrábamos los ojos, nos desnudábamos el uno al otro y de un abrazo nos hacíamos un ovillo juntos, todo al comprobar que le había dicho mi nombre, pero la caracola que vino del mar me había devuelto el tuyo.

martes, 22 de junio de 2010

¿Quién?

La tarde se le fue haciendo noche
y cuando al fin amanecía
no vio las luces del día,
sólo un papel con un nombre.

domingo, 20 de junio de 2010

La comida está lista


Me sorprendo a mí mismo
cuando me siento a comer
y pongo cubiertos para dos,
dos vasos de agua, dos platos...
Tú nunca te comes tu ración
y yo me quedo siempre con hambre,
porque me sirvo poco
para terminar antes
y tirar de ti hacia el sofá
y empezar a besarte,
pero tú aquí no estás,
estoy yo muy solo,
y debo estar volviéndome loco...


-¡No tardes, cariño, la mesa está puesta,
vamos a cenar!

viernes, 18 de junio de 2010

Radiación primitiva

Hoy fui un poco menos tonto,
hoy comprendí los ecos
del origen del universo,
la radiación cósmica de fondo,
las microondas primitivas
que nos llegan del Big Bang
y no dejan de reverberar
así, tan reales e infinitas.

Hoy aprendí la física que estudié,
y descubrí el por qué de todo:
de vibrar al acercarnos un poco,
de notar que el será es, y siempre fue,
de preguntarme si somos lo mismo,
de sentir a distancia tu olor magnético,
de buscarte desesperado de deseo,
de percibir sólo a tu lado el equilibrio.

Hoy supe que soy una medida de energía
transformándose a través de la materia,
emigrante perpetuo por el tiempo
persiguiendo tu eternidad como un eco,
como una música callada y lenta
sonando por el universo desde su primer día.

Y recuerdo que al fin te encontré una noche de lluvia
bajo un paraguas, el cielo tembló;
quizá temí besarte como la vez última,
un instante antes de la Gran Explosión.

Nubes



Mi cabeza se llena
de nubes
mañanas como esta
en que pienso que subes
la empinada cuesta
que te lleva a mis cumbres
a través de la foresta
inhóspita de tus cruces,
y me amarga la pena
de que llegue un lunes
y me despidas de buenas,
de no ser yo quien busques.

Mi cabeza se llena
de nubes
mañanas como esta
en que pienso que subes
la empinada cuesta
que conduce a mis cumbres
a través de la foresta
exuberante de tus luces,
y me embriaga la fuerza
de besar tus cruces
y quemarlas en la hoguera,
de ser yo quien tú busques.

jueves, 17 de junio de 2010

Un poco de aquí, un poco de allá

Vengo de rayos de luz
y eléctricos,
de caminos sobre hierba
y sobre espinos.
Vengo de noches de luna
y de frío,
de frutos maduros
y podridos.
Vengo de relojes rápidos
y lentos,
de pasados llenos
y huecos.
Vengo de mares en calma
y revueltos,
de rosales olorosos
y traicioneros.
Y tengo
el corazón vendado,
un poco de las heridas,
un poco por los sueños.

miércoles, 16 de junio de 2010

Por la borda


En el frío marino
ni los delfines saludan
a los barcos
cuando los navegantes
arrojan sus colillas
de noche,
absortos arreglando sus vidas,
perdonándose sus errores
o descifrando el código
que resuelve sus dudas.
Pero nadie salta por la borda
tras los surcos del barco
porque nunca sabrán el futuro
pero todos lo sueñan.
Y algunos hasta lo buscan.

Rastro

Al mirar atrás
verás
las huellas que te trajeron hasta aquí.

lunes, 14 de junio de 2010

La noche del Puerto

Se movía la arena,
había mucho viento
esculpiendo pequeñas dunas
y la noche del Puerto
revelaba sus huellas,
dos pares de ellas
que iban juntas,
a carcajadas riendo,
desde la luna
hacia una región eterna
del etéreo universo.

domingo, 13 de junio de 2010

Aunque no lo creas

Hay tardes de domingo
que no son calladas,
con el silencio retumbando
en las paredes blancas,
como si tocaran a muerto,
lejos, las viejas campanas.

Hay tardes de domingo
que no son solitarias,
que no están los parques
tristes ni las hojas pisadas,
con los bancos vacíos
de cuentos de hadas.

Hay tardes de domingo
que no son atontadas,
que no te pesan los pies
para salir de casa
con cualquier plan,
con una sola excusa barata.

Hay tardes de domingo
que no son el final de la semana
tan lento y tortuoso
que se presenta con desgana.

Porque hay tardes de domingo contigo.

Y basta.

viernes, 11 de junio de 2010

La vida es bella


Vivo
de tardes de guerra,
de batallas de fatales consecuencias
como cojear de risa
o fingir que me duele una caricia,
cambiando el sueño
por enredarnos
en las sábanas,
de jugar sin saber a qué
pero con idéntica ilusión
que si lo supiera.
Quizá sea este juego que no sé
mi juego preferido.
Quizá sea que es cierto
que La vida es bella,
como aquella película...

Vivo
de tardes como esta,
cuando jugamos a nada
y pasamos toooda la siesta.

miércoles, 9 de junio de 2010

Acuérdate

Llevamos en la boca
el sonido
que termina con las esperas
y en los ojos
las lunas de nuestros encuentros.

martes, 8 de junio de 2010

Si tú fueras Medusa y yo Perseo



Distancia se entrona
a sí misma,
ella sola,
no cuenta con nadie
ni le importa
uno solo de los besos
que se dejan de dar.
Yo no la quiero mirar de frente,
como si me fuera a petrificar,
por si acaso ella es una Medusa
y yo un Perseo astuto
que busca otras tretas
para vencerla al final.
Es la enésima batalla en que nos vemos,
una más en esta guerra larga
en que a veces luché solo
y a veces con compañías dispares.
Pero el guerrero experimentado
conoce los tiempos del conflicto,
no se confía,
pero huele la cercanía
de lo que viene,
como yo percibo los perfumes de la victoria
en los jazmines del jardín,
lejos tú de mí.
Ella es poderosa
y ya conoce los laureles:
corazones disecados adornan su cuello,
unos por subestimarla,
otros por osados,
aquellos por debilidad...
Pero yo conozco sus movimientos,
sus argucias,
la naturaleza de sus emboscadas,
su potencia,
porque la conocí de chico,
como mi abuelo a la higuera del campo,
y ha crecido conmigo
persiguiéndome allá por donde he ido,
buscando con sed el combate
que nunca le he rehuido.
Yo no tengo escudo ya, Distancia,
ni me escuecen tus heridas
ni me afean tus cicatrices
ni me matan tus despedidas
aunque las sienta y llore.
Yo no tengo escudo ya, Distancia,
apenas una lanza,
pero no estoy solo,
y si tú fueras Medusa
de nada valdría
tu mirada de piedra,
te matarían
unos ojos verdes,
te matarían de vida,
porque ahora vives muerta.
Y me dejarías, al fin, en paz.
.
.
.
.
(Gracias por la foto, por prestarme la luz...
y los ojos.)

domingo, 6 de junio de 2010

Ahora que tú no estás


Ahora que tú no estás
descubro súbitamente mi torpeza,
la torpeza de andar solo
con mis dos piernas
y sufro la extrañeza
de haber olvidado ya
mi primitiva existencia,
cuando aún no estabas tú,
quiero decir, antes de que cruzaras
tu primera mirada conmigo,
antes de aprender a caminar contigo
siendo uno valiéndose de dos.

Ahora que tú no estás
palpo el blanco vacío de las paredes
pegándome a ellas entero,
rozándolas desesperado y ciego
y encuentro partituras viejas
y todas las oquedades
que taladran mi habitación,
las que te pertenecen,
porque te busco con ansia,
porque necesito tu respiro,
porque añoro tu tacto,
porque faltan tus risas,
y no encuentro siquiera la ventana
para salir de este cuarto
en mitad de mi angustia
y acudir a ti
aunque sea por un minuto
a besarte la boca
y decirte buenas noches
en la penumbra
de tu habitación.

sábado, 5 de junio de 2010

Pisa Babel es


Babel es Pisa
también este mediodía
de sol y de cascabeles
que resuenan al aire,
azul aire de la Toscana.
Junto a los muros de piedra,
envuelta en seda,
una madre de la India
cobija a su hijo.
Chicas chinas venden rosas
de plástico de Taiwán
a turistas noruegos.
Jóvenes peruanos
tocan música andina
y un niño italiano
la descubre y le gusta.
Mujeres envejecidas
ahuecan la mano
entre la muchedumbre
dos días después
de dejar Rumanía.
Una pareja japonesa
se besa en los labios
sobre la torre de Pisa
con trajes de novios.
Un americano rubio
vestido con americana gris
fotografía la iglesia
con su cámara coreana.
Una treintañera alemana
acaricia la mano de su novia
mientras bebe cerveza australiana
en el bar de un viejo checo.
Subsaharianos venden estatuas
de arte africano
con turbantes en la cabeza.
Paquistaníes persiguen a escolares chilenos
para venderles gafas de marca
fabricadas en Singapur
hasta que un sudanés se enfada
y discuten por el territorio.
Un senegalés me sonríe
y alegre le compro dos pulseras.
Me dice en español
que le gusta Andalucía.
Le digo en italiano
que conocí gente de Senegal.
Le digo “ciao”
y me dice “adiós”
un segundo después
de apretarnos la mano
junto a la torre de Pisa,
en plena torre de Babel.

viernes, 4 de junio de 2010

Moiras

Ella pensaba que no era el momento,
él, que no podía pasar aquello,
los dos quiseron evitar el destino,
pero el destino acudió a buscarlos...
Sí, se besaron.

jueves, 3 de junio de 2010

Curioso

Ahora que ya no estás aquí
tu ausencia lo ocupa todo,
le pasa como a ti.

martes, 1 de junio de 2010

Alumbras

Pensé que era la vela
-tan ingenuo soy a veces-
pero soplé y mi aire
reveló tu fuente de luz.
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