Traía la tarde un rumor de arenas
que alcanzaban perezosas las olas
y fabricaba el viento las cabriolas
de las gaviotas que graznan mis penas.
-¿Por qué te las tragas y te envenenas?
-Llora como un valiente, llora a solas.
-¿No oyes el grito de las caracolas?
-Golpéate el pecho y verás que suenas.
Alzó el mar su voz sobre las gaviotas:
-Recuerda que eras un crío pequeño
cuando yo era una piscina muy grande.
Sonrió en mí el niño, lágrimas rotas:
"Duele jugar a cambiar tras un sueño,
mudar la piel de un amor que se expande."
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lunes, 19 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
La Forza del Destino
Aprendí a amar lo sencillo.
Por eso te distinguí,
supe que al fin eras tú a todas luces
con la Forza del destino,
vibrando en mitad de la apoteosis
de las trompetas de Verdi,
en los vientos por ti sonando dulces
como un clamor silente,
como el último sorbo de un buen vino
yo te distinguí y te amé
con la boca y los oídos.
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jueves, 8 de marzo de 2012
La causa debida
Porque una vez hubo muerte
y le dio muerte la vida.
La vida, que siempre vuelve.
La vida.
Siempre.
Detrás de,
por encima de,
a pesar de,
en el fondo de todo.
Adelante.
Te esperaba.
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